miércoles, 16 de abril de 2008

La pajarera se puebla de Agapornis



En esta vorágine de cría de animalitos-aves, y pensando que donde caben 2 caben 3, mi maridito ha tenido la deferencia de prepararme una pajarera en la que muy poco tiempo después de terminada han posado sus alitas cuatro preciosos Agapornis Fischeri.

Mientras Luis excava para preparar los cimientos, los tres angelitos mudos se afanan en comer lombrices.


Una vez bien frisada para evitar que los pornis se escapen, aquí están los preciosos psitácidos.

Sus nombres son: Agua, Aire, Fuego y Tierra. Si todo sale bien y tenemos suerte, serán dos parejas, que por lo que parece serán Agua y Aire (el azul y el amarillo) por un lado y Tierra y Fuego (el de cabeza oscura y el anaranjado) por el otro.

Y los ánades reales llegaron. 14 de marzo de 2008


Como os contaba en la entrada anterior, en la incubadora estaban los primeros huevos que puso la pata Cirila, la azulona. Y aunque salían de cuentas el día 17, suponiendo que tardan 28 días, el 14 nos sorprendió el primer patito, que después bauticé como Saltarín.


Al día siguiente salieron dos más, Segundo y Benjamín. Los demás huevos tenían los patitos casi totalmente formados pero no salieron.



La incubadora siguió funcionando unos días más, porque había dos huevos de pato mudo que
tardan 10 días más que los ánades y tres huevos de gallina Sebright plateados.

miércoles, 2 de abril de 2008

Los patitos a 1 de marzo de 2008



Unas fotos para ver los cambios que se han ido produciendo.


Como se ve aquí, ya casi son tan grandes como su mamá y apenas tienen 6 semanas.


Esta parejita se ha ido para Leganés, donde willyto los cuidará muy bien.


Mientras los patos mudos crecen, la ánade silvestre incuba 8 huevos, y en la incubadora tenemos 15 más. Los de la incubadora cumplen el 17 de marzo, porque los pusimos justo a la vuelta del viaje de Mora, pero la pata se quedó clueca unos 10 días después.

La operación

Hoy tengo un montón de cosas que escribir, un montón de fotos que colgar y muchos nuevos habitantes de Moruxo que presentar, pero quiero empezar por relatar la operación quirúrgica a la que sometí a una gallina piñeira. El caso fue que esta gallina tenía desde hace meses el buche muy grande, blando al tacto, pero tan grande que casi le tropezaban las patas al caminar, de hecho, tenía algunas heridas en la piel, me imagino que de rozar al subir al poleiro o en el suelo. Cuando lo vi por primera vez, lo comenté con los veterinarios encargados del plan de recuperación de "galiña piñeira" me dijeron que habían visto algún caso, pero que sólo era fibra atascada en el buche. Esperé pero el desatasco no se produjo, de modo que fui a visitar a mi doctora de cabecera y le pedí anestesia local, sutura y bisturí, de lo que me proveyó. Así que ni corta ni perezosa, con agua hervida, yodo, gasas, pinzas y demás material, y con ayudantes espontáneos incluidos, procedimos a la operación. Pinché en varios puntos la anestesia, esperé a que hiciera efecto e hice una incisión de unos 4 cm en la piel, penetrando un poquito más hasta cortar el buche. Enseguida apareció la materia vegetal que provocaba el atasco: hierbas larguísimas, secas y enrolladas, que no conseguía hacer pasar. La cantidad que saqué fue increíble, ocupaban tanto como una pelota de tenis. A continuación suturé el buche con dos puntos y cerré el corte exterior.

Aquí la paciente recién operada.


Un mes después de la operación, la paciente se encuentra muy bien, pero aunque el problema pareció remitir al principio, ya que se redujo muchísimo el tamaño del buche, de nuevo está agrandado, supongo que hay algún defecto en el paso del aparato digestivo o bien que está tan dilatado el buche que no tiene solución. Habrá que dejarla tranquila.