Los agapornis son cada vez más curiosos, Pepe mucho más confiado que Fígaro, ya que todavía no es capaz de escaparse. Algunas plumas de las alas crecen retorcidas y por mucho que las agite no funcionan correctamente. El criador nos dijo que era probable que pasase esto, después de que sus padres les arrancasen las primeras, y que lo que debíamos hacer era quitárselas para que pudiesen crecer bien. Hoy le he quitado la primera, y sólo una, para que no deje de quererme. Cuando pasen unos días le quitaré otra, y así hasta que estén todas bien, espero que no sean más de 4 o 5, porque si no, seguro que se acuerda...
Mientras cenaba una crema de calabaza, Pepe se ha acercado muy dispuesto a comer, así que hemos ido corriendo a buscar la cámara y esto es lo que ha pasado.
Receta de crema de calabaza para envasar y tener todo el año disponible
Calabaza pelada y troceada
Un puerro cortado en rodajitas
Aceite
Sofreir en la cazuela el puerro en el aceite, hasta que se dore un poco. A continuación añadir la calabaza troceada y agua en cantidad suficiente para cubrir la calabaza pero que no sobrepase mucho. Cocer a fuego lento durante 30 minutos. Cuando esté cocida, triturar hasta que quede muy fina.
En botes lavados en el lavavajillas o a mano y esterilizados (hervir con agua 10 minutos en la olla o meterlos en el microondas con algo de agua durante 5 minutos), poner crema hasta llenarlos a 1 centímetro del borde. Cerrar bien con la tapa. Preparar una cacerola alta, que entren los botes y se puedan cubrir con agua. Poner un trapo en el fondo y evitar que los botes choquen entre sí. El agua debe cubrir la tapa de los botes. Llevar a ebullición y dejar hervir durante 30 minutos. Pasado este tiempo dejar enfriar los botes en el agua.
De este modo se conservarán mucho tiempo, y tendréis una rica crema disponible en cualquier momento.